A la hora de responder la
pregunta ¿qué es la ciencia?, de
entre las muchas respuestas posibles, existen dos aspectos que me gustaría
compartir y reflexionar vosotros.
Concretamente se trata de
entender la ciencia como una profesión o bien como una actitud vital. Estas dos
respuestas pueden derivar con cierta facilidad en dos extremos antagónicos que generen
confusión entre las personas ajenas a la actividad científica.
Explico brevemente esos dos
puntos de vista a priori opuestos.
Cuando nos referimos a la ciencia
como profesión podemos deshumanizarla al asociarla a intereses económicos, asociando
la imagen de científico a la de un “mercenario” del conocimiento que únicamente
le mueve el dinero. En este sentido, la sociedad española todavía no entiende
la actividad investigadora como una profesión, sacrificada y honesta como
cualquier otra. No es extraño escuchar el dicho; “el que vale, vale, y el que no, enseña” haciendo alusión a parte de
la comunidad científica que decide permanecer en las universidades, o
considerar que continuar con los estudios de doctorado es “una pérdida de tiempo”, elegida por aquellos “débiles” que no han
sido seleccionados por la gran empresa privada.
A pesar de los avances de los
últimos años en dignificar la comunidad científica, a día de hoy, todavía dista
mucho de ser considerada como una opción de éxito profesional y personal fuera
de la propia comunidad científica.
En el lado opuesto, encontramos
la razón de que muchos decidan realizar un doctorado, la ciencia como actitud
vital, entendida como forma de actuar de las personas, movidas por la obtención
de unos fines abstractos que aporten un valor personal. Esta definición, más
subjetiva que la anterior si cabe, puede derivar en considerar la ciencia como
una utopía personal que aleje la actividad investigadora del mundo real.
A pesar de ser dos conceptos diferentes
y haber presentado los extremos de los mismos, con cierto catastrofismo la
verdad sea dicha, mi opinión personal es que ambos son complementarios y necesarios,
es decir, en la vida es necesario hacer
cosas que sean entendidas como una actitud vital, y como también es
necesario cubrir necesidades vitales (es necesario un salario para ello), lo
ideal, lo que uno tiene que buscar, es que su profesión esté relacionada con su
actitud vital… porque vida solo hay una. Por desgracia esto no siempre ocurre,
lo cual no significa, que en nuestro campo de la ciencia, únicamente se pueda
realizar ciencia siendo un profesional de la misma, véase el ejemplo de
Jeremiah Horrox.
Una vez hecho este inciso con
algunas opiniones que tenía guardas, me gustaría profundizar en la ciencia como
actividad vital, comparando esta actividad en diferentes ramas, y lo que es más complicado, en el tiempo.
Al definir ciencia como actividad
vital, señalamos perseguir unos fines abstractos con la intención de obtener
valor personal como hemos comentado, pero tenemos que indicar que también
conlleva la consecución de objetivos concretos, cuantificables, reales, es
decir, al realizar ciencia se consiguen resultados más allá de los personales.
Según el área de ciencia en el
que nos encontremos, la obtención de resultados concretos, es muy diferente.
Por poner un ejemplo, un proyecto en Telecomunicaciones con fibra óptica busca
obtener un bien material con una aplicación real, mientras un proyecto en
Ciencias Sociales, puede buscar analizar un factor que explique el
comportamiento a la hora de comprar un vino. Es decir, existen ramas de
conocimiento, dónde los resultados son más materiales y cuantificables que
otras donde estos son más etéreos, no por ello menos importantes.
Respecto los valores personales
obtenidos en investigación, exclusivamente dependientes de cada persona, pueden
variar de igual manera dependiendo de las ramas. Generalmente las personas
tendemos a obtener mayores valores personales con actos altruistas o que
generen un bien común. Un ejemplo fácil sería el área de la Medicina y la
investigación de una vacuna que ayude a salvar vidas, el valor personal a
priori puede ser superior que el de una investigación sobre responsabilidad
patrimonial en las empresas.
Con los ejemplos anteriores
quiero remarcar la posibilidad de que esa actitud vital que es la ciencia, con
el tiempo no se vea retroalimentada por las metas alcanzadas, ya sean
resultados concretos o personales, en función de la rama del conocimiento en la
que nos encontremos.
Esa falta de feedback puede
derivar en ciencia para vivir, en lugar de vivir para la ciencia y tomarla como
una actitud vital.
Casi siempre nos preguntan que
esperamos del doctorado, expectativas profesionales…etc., pero en raras
ocasiones nos preguntan por las dificultades o miedos que podemos encontrar en
el camino.
Me ha gustado mucho tu texto, la idea general y la forma de expresarla.
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